Comentario
La literatura asiria estuvo influenciada muy directamente por las literaturas sumeria y babilónica. Conocemos mucho acerca de la literatura asiria, gracias sobre todo al hallazgo de un gran volumen documental, del que, por citar tan sólo un ejemplo, nos encontramos con más de 25.000 tablillas en la biblioteca de Nínive. Dicho volumen de texto, así como el contenido sumamente ecléctico -recibiendo influencias de las literaturas sumeria y babilonia- que impide observar lo típicamente asirio, dificulta enormemente la obtención de una visión pormenorizada sobre la literatura de este pueblo.
En líneas generales, la literatura asiria fue realizada en honor a sus dioses y reyes. Algunos de estos favorecieron a los escritores, especialmente Senaquerib y Assurbanipal. La literatura de contenido religioso destaca por su elevada factura, aunque no por su originalidad, pues en algunos aspectos es copia directa de los textos sumerio-acadios. En este campo es preciso destacar los himnos, singularmente los dedicados por el rey Assur-nasirpal I a la diosa Ishtar, por Senaquerib a Assur y por Assurbanipal a Marduk. También fueron compuestas plegarias, letanías o lamentaciones. Otro tipo de textos literarios religiosos tuvieron un carácter práctico, como los adivinatorios, rituales, exorcismos o conjuros, todos ellos de bella factura.
Casi todos los reyes asirios se preocuparon por dejar constancia de sus hazañas y logros en crónicas y anales expuestas en soportes diversos, como estelas, cilindros u obeliscos. De esta temática, el texto más destacable es la Lista real asiria, de la que se conservan cuatro versiones; así como la Crónica sincrónica, escrita en asirio y babilonio; la Lista de los timu, un listado de notables personajes que daban nombre al año asirio; y, por último, la Historia sincrónica, una relación sumaria de hechos sucedidos entre Puzur-Assur III (1521-1498 a.C.) hasta Adad-nirari III (810-783 a.C).
Con respecto al género épico, es preciso decir que fue muy poco cultivado, si hemos de fiarnos de los dos únicos ejemplares que hasta ahora conocemos, centrados en los reyes Adad-nirari I y Tukulti-Ninurta I. También fue cultivado el género epistolar, tanto privado como público, que ha llegado hasta nosotros en abundancia. Las cartas más importantes fueron redactadas por reyes y enviadas a sus hijos, dando consejos familiares y de administración del Imperio. Destacan las enviadas por Shamshi-Adad I a sus hijos Ishme-Dagan y Iashmakh-Adad; las de Assur-nasirpal II; las de Tiglath-Pileser III y las de Assurbanipal.
Finalmente, los asirios dejaron una buena colección de fábulas, colecciones de proverbios y máximas morales, que reúnen gran interés.
Es preciso destacar también su labor como transmisores de algunas obras sumerias y acadias, que sin ellos podrían haberse perdido. Los escribas asirios reprodujeron el Poema de Gilgamesh en doce tablillas; el Poema de la Creación; el Poema del Justo sufriente; el Mito de Adapa y el Descenso de Ishtar a los infiernos, entre otras obras. Además de estas copias, los literatos asirios son autores de algunas obras originales, como la Visión del Mundo inferior o la narración del Rey de Kutha.